
Voces WDNA. Alexandra Recine y Margalida Amorós
En WDNA cada persona es una pieza clave del engranaje que impulsa la innovación con impacto. Por eso, cada trimestre abrimos este espacio para escuchar sus voces. Voces que dan forma, ritmo, y sentido a lo que hacemos.
Estrenamos esta sección con dos mujeres que encarnan el talento, la resiliencia y la visión que definen nuestro grupo. Margalida Amorós, Director Projects Office; y Alexandra Recine, Account Executive, comparten con franqueza los retos inesperados, los aprendizajes esenciales y ese motor invisible que las impulsa a marcar la diferencia cada día. Porque detrás de cada proyecto hay tecnología, sí, pero sobre todo hay personas.
—¿Cuál ha sido el reto más inesperado que has afrontado en WDNA y qué aprendiste de él?
—Alexandra Recine: Uno de los retos más inesperados fue liderar proyectos con grandes clientes mientras los productos aún estaban en fase de desarrollo. Esto implicó no solo mantener una comunicación constante y transparente con el cliente para gestionar expectativas, sino también reforzar la coordinación interna para asegurar que todos estuviéramos alineados. Buscamos siempre la mejor solución en función de lo que el cliente necesitaba y lo que realmente podíamos entregar en cada etapa, siempre con amabilidad y una buena actitud.
—Margalida Amorós: En Grupo WDNA, el día a día es todo un reto. Sobre todo desde una posición horizontal como la mía, donde hay que ser vertical, horizontal y hexagonal. Tu capacidad de adaptación tiene que ser total, y debes poder pasar de 1 a 100 en pocos segundos, siguiendo la analogía de la Fórmula 1. Pero eso es parte del aliciente, no aburrirte. Volviendo al reto más inesperado de estos dos años que llevo en la empresa, puede que haya sido enfrentarme a la redacción del impacto de un satélite… Aunque hoy en día el tema del satélite se ha integrado en nuestras dinámicas como algo casi cotidiano, en junio de 2024 se presentó como un verdadero desafío. Estuvimos trabajando con el equipo de Atmosphere e IoT. Encajar esas piezas del puzle fue todo un reto. Sabíamos que era un proyecto estratégico y, como nos recordaba Carlos, estábamos «haciendo historia» y algún día podríamos decir con orgullo que estuvimos allí. Sin embargo, bajarlo todo al papel nos llevó horas de trabajo, y a horas intempestivas, con María embarazadísima y un margen de tiempo muy, muy limitado. Un reto que superamos.
—¿Qué innovación o tendencia crees que transformará pronto nuestra forma de trabajar?
—A. Recine: La inteligencia artificial ya está marcando una diferencia significativa y seguirá transformando nuestra manera de trabajar. En nuestro sector, la veo como una herramienta clave para optimizar procesos e incluso potenciar nuestra creatividad.
—M. Amorós: Esto se lo dejo más a las mentes pensantes, como digo yo, de la empresa. La IA puede que nos esté ayudando a transformar nuestro día a día. Pero aquí soy crítica. Para saber usarla correctamente primero debemos tener el conocimiento para guiarla. La capacidad creativa es innata a cada persona y no la puede substituir ninguna IA, y esto pasa en los proyectos de innovación. Nuestras mentes pensantes no pueden ser sustituidas por ninguna IA.
—Cuéntanos un error o desvío en tu carrera del que hayas aprendido.
—A.R: En su momento, cambiar del área de ingeniería de proyectos al área comercial me pareció un desvío; sentí que me estaba alejando del rumbo que quería seguir, pero justo estaba llegando a un nuevo país (República Dominicana), y se me presentó esta oportunidad. De repente, me encontraba en reuniones de ventas, negociaciones y con un enfoque totalmente distinto. Al principio, dudé si había tomado la decisión correcta. Sin embargo, con el tiempo logré combinar ambos mundos y entendí que ese cambio fue uno de los mayores aciertos de mi carrera. Me permitió salir de mi zona de confort, entender el entorno comercial y desarrollar habilidades de comunicación, negociación y estrategia que antes no había explorado. Hoy tengo claro que fue precisamente esa combinación entre lo técnico y lo comercial lo que me dio una visión más completa y me preparó para asumir el rol que tengo actualmente. A veces, lo que parece un desvío es solo una curva necesaria en el camino hacia algo más grande.
—M.A: Nadie es perfecto y errores hay a diario. Lo importante es la reacción y saber encontrar una solución factible y subsanar. Desgraciadamente, en licitaciones y subvenciones a veces estas vías se agotan y no puedes subsanar. Los errores más pronunciados: una licitación de AENA que no revisamos los precios unitarios, o una subvención que se cambió en último momento de la FETRI sin revisar, por parte del beneficiario, los márgenes de participación de los socios. Son dos errores que nos enseñaron a instaurar procesos de calidad internos. Aunque vayamos mal de tiempo, si hemos estado 24 horas con una subvención o licitación, precisamos de una revisión externa. Una Patricia, una Julia o un Carlos o Tomeu que relea el proyecto es imprescindible.
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—Si pudieras dedicar un día entero a cualquier área o proyecto, ¿cuál elegirías y por qué?
—A.R: Lo dedicaría a idear soluciones con el equipo. Creo que cada persona aporta ideas valiosas que, al combinarse, pueden generar grandes resultados. Además, me motiva el reto de transformar las necesidades complejas de nuestros clientes en propuestas reales que hagan la diferencia.
—M.A: En Atmosphere, la resiliencia climática… He trabajado en muchos proyectos de cooperación al desarrollo, lo que me ha permitido comprender de cerca la vulnerabilidad de comunidades afectadas por los impactos del cambio climático.
Los refugiados climáticos, las personas desplazadas por desastres naturales, la subida del nivel del mar o eventos climáticos extremos necesitan urgentemente soluciones innovadoras y solidarias. En este contexto, el papel de los sistemas de alerta temprana (Early Warning Systems, EWS) es clave, sobre todo en regiones como América Central, donde las comunidades se enfrentan con frecuencia a huracanes, lluvias torrenciales y sequías. Potenciar estos sistemas no solo salva vidas, sino que también refuerza la resiliencia de los territorios más expuestos a los desastres naturales. Y si tuviese dos días, el segundo me lo pasaría con Miquel Molina. Me llama mucho la atención el uso de redes neuronales para analizar y aplicar patrones de consumo de agua, no solo desde el punto de vista técnico, sino también desde un enfoque sociológico. La aplicación de la IA para optimizar el uso del agua, considerando tanto los aspectos tecnológicos como los comportamientos sociales, abre un camino innovador para afrontar los retos actuales de gestión de recursos hídricos.
—¿Qué hábito consideras tu ‘arma secreta’ para mantenerte enfocada?
—A.R: Creo que es una combinación entre apuntarlo todo y mi dedicación. Suena simple, pero tener una libreta siempre a mano me ayuda a vaciar todo lo pendiente, priorizar y no perder de vista lo importante, incluso en los días más acelerados (que, honestamente, son muchos). Esto me permite organizar las tareas y enfocarme. Mi ‘arma secreta’ es no confiarle todo a la memoria y una constante dedicación.
—A.M: Mi ‘arma secreta’ es la capacidad de análisis. Incluso cuando me enfrento a temáticas o áreas que desconozco en profundidad, tengo la habilidad de captar rápidamente la idea central que se busca transmitir en un proyecto. Esto me permite estructurar y coordinar eficazmente todas las variables implicadas para que el trabajo avance de forma coherente, eficiente y dentro del marco legal establecido, ya se trate de una subvención, una licitación o cualquier otro tipo de iniciativa.
—Si pudieras compartir un consejo con tu ‘yo’ del primer día en WDNA, ¿qué le dirías?
—A.R: Me diría: «Tomaste la decisión correcta». Aunque ese primer día estuvo lleno de nervios, expectativas y muchas preguntas, cada paso posterior confirmó que estaba en el lugar indicado. Cada reto me permitió aprender y crecer profesionalmente, y de cada error cometido saqué aprendizajes más valiosos.
—M.A: Relájate, que aquí te siguen el ritmo, así que «poc a poc i bona lletra». Aprender a dosificar la energía…
—¿En qué proyecto has descubierto tu pasión oculta y por qué te marcó?
—A.R: Más que en un proyecto puntual, descubrí mi pasión en el día a día de mi rol, especialmente al interactuar con múltiples áreas de la empresa. Incluso aquellas que, en principio, parecían no tener conexión directa entre sí. Ver cómo, al integrarse, logramos construir soluciones sorprendentes me motiva. Me gusta ser parte de ese engranaje que traduce la tecnología en soluciones reales.
—M.A: No sé si pasión oculta, pero sí que me parece muy curioso que el 9 de octubre de 2018, mientras trabajaba en el Ajuntament de Sant Llorenç, fui testigo directo de un evento climático extremo: la torrentada que arrasó el municipio. Viví en primera persona lo que leo ahora en las memorias técnicas sobre los fenómenos meteorológicos extremos. Estuve dentro de un coche minutos antes de que la ola pasara por las zonas cero. Ese instante, esa experiencia… no os la recomiendo. Luego me tocó gestionar las ayudas a los afectados y conocer de cerca las historias de las 13 víctimas, que para mí no son números: son personas con historias.
Ahora, al estar redactando impactos de proyectos de alerta temprana, siento que, de alguna manera, se cierra un círculo. Lo que antes viví hoy lo puedo transformar en propuestas y herramientas que salven vidas y eviten que otras personas pasen por lo que vivimos aquel día.
—¿Qué parte de la cultura WDNA recomendarías a alguien que se incorpore mañana?
—A.R: Sin duda, la calidad humana del equipo. Creo que es uno de los puntos más fuertes de esta empresa.
—M.A: No sé si mi situación es privilegiada, porque he tenido la oportunidad de trabajar con todos los equipos, pero lo que destacaría sin duda es el apoyo que he recibido de todas las personas. Cada vez que he tenido que tocar una puerta, siempre me han ayudado. Desde Julia, Ángela Helena, María, Alexandra, Andreea, Patricia… hasta cualquier compañero o compañera: todos y todas siempre han tenido tiempo para atenderme, escucharme y colaborar para que el trabajo saliera adelante.
Esa disponibilidad y espíritu de equipo es, para mí, uno de los grandes valores de la cultura de WDNA y algo que recomendaría a cualquiera que se incorpore: aprovecha y confía en el equipo.
—¿Cómo defines el impacto —pequeño o grande— que buscas en cada iniciativa?
—A. R: Busco que cada iniciativa deje una huella útil, genere valor real y facilite el camino a los demás.
—M.A: Que tenga un impacto positivo para la sociedad. En cada propuesta tengo que definir indicadores cuantitativos y cualitativos de impacto. Por esto tengo que entender, tengo que saber dónde queremos llegar. A las mentes pensantes les acribillo con cuestionarios de preguntas para poder redactar un impacto que emocione al evaluador y crea que, sin este desarrollo, la sociedad no puede avanzar. Pero para esto necesito entender y creer en el proyecto.
—¿Qué meta, personal o profesional, te motiva para los próximos seis meses?
—A.R: En lo personal, la maternidad: estoy a punto de comenzar una de las aventuras más importantes de mi vida. En paralelo, quiero seguir creciendo profesionalmente. Mi meta es adaptarme, seguir aportando valor y lograr compaginar ambas versiones de mí: la personal y la profesional.
—M.A: Keep calm. Ahora los fondos Next Generation se están acabando, la premura del «ahora o nunca» se está diluyendo. Ahora viene tiempo de marcar estrategias, de ir con calma, afinando muy bien y pensar qué queremos ser cuando seamos mayores...
—¿Qué consejo darías a alguien que acaba de unirse a la compañía?
—A.R: Que mantenga la mente abierta y esté dispuesto a aprender. Cada persona del equipo tiene algo valioso que aportar. Y, sobre todo, que disfrute el camino en WDNA.
—M.A: Déjate llevar, no cojas la silla a Helena, no cabrees a los del Noc, hazte amigo de alguno que te salvan la vida. Cuidado con los de Atmosphere, son físicos, raros, David pone la cordura. Los de IoT son ingenieros, les encantan las pantallas negras y los de Telecom, tu deja que Angela te haga un dibujito y lo entenderás todo. Y dos cosas fundamentales no te acerques a Arnau y su equipo hasta el 2030 y no cabrees a Patricia que es la que le da al botón cada mes.